Las maldiciones que presenta el texto recaen sobre aquellos que:
- Hagan un ídolo.
- Deshonren a su padre o a su madre.
- Alteren los límites de la propiedad de su prójimo.
- Desvíen de su camino a un ciego.
- Violen los derechos del extranjero, del huérfano o de la viuda.
- Se acuesten con la mujer de su padre.
- Tengan relaciones sexuales con un animal.
- Se acuesten con su hermana.
- Se acuesten con su suegra.
- Maten a traición a su prójimo.
- Acepten soborno para matar al inocente.
- No practiquen fielmente las palabras de la ley.
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La palabra que utiliza Dios para estas maldiciones es la misma que utilizó para maldecir a la serpiente en Gn. 3:14, y a Caín en Gn. 4:11. Esta maldición divina viene con sus consecuencias. Maldiciones proféticas fueron pronunciadas por hombres de Dios (Gn 9:25 49:7 Dt 27:15 Jos 6:26). Es importante aclarar que estas maldiciones no son el resultado de una venganza, sino que son predicciones, son los resultados de vivir alejados de Dios. Por ningún motivo Dios está amenazando a su pueblo, sólo les está diciendo que cosas no son buenas para ellos.
En génesis 2: 16, 17 Dios le advierte al hombre que no coma del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque cuando comiese iba a morir, DIOS NO QUERÍA QUE MUERA, por eso le advirtió. Dios no quiere que vivamos las consecuencias de nuestros pecados, por eso nos enseña que cosas son una maldición para nosotros.
Y las bendiciones residen en cumplir con la ley de Dios. Deuteronomio 28: 3-13 nos dice cuales son las consecuencias de tal obediencia:
- Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo.
- Benditos serán el fruto de tu vientre, tus cosechas, las crías de tu ganado, los terneritos de tus manadas y los corderitos de tus rebaños.
- Benditas serán tu canasta y tu mesa de amasar.
- Bendito serás en el hogar, y bendito en el camino.
- El SEÑOR te concederá la victoria sobre tus enemigos. Avanzarán contra ti en perfecta formación, pero huirán en desbandada.
- El SEÑOR bendecirá tus graneros, y todo el trabajo de tus manos.
- El SEÑOR tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado.
- El SEÑOR te establecerá como su pueblo santo, conforme a su juramento, si cumples sus mandamientos y andas en sus caminos.
- Todas las naciones de la tierra te respetarán al reconocerte como el pueblo del SEÑOR.
- El SEÑOR te concederá abundancia de bienes: multiplicará tus hijos, tu ganado y tus cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría.
- El SEÑOR abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú les prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie.
- El SEÑOR te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal de que prestes atención a los mandamientos del SEÑOR tu Dios que hoy te mando, y los obedezcas con cuidado.
Hay una cita muy interesante que dice lo siguiente: “Dios ha unido nuestros corazones a él con pruebas innumerables en los cielos y en la tierra. Mediante las cosas de la naturaleza y los más profundos y tiernos lazos que el corazón humano pueda conocer en la tierra, ha procurado revelársenos. Con todo, estas cosas sólo representan imperfectamente su amor. Aunque se habían dado todas estas pruebas evidentes, el enemigo del bien cegó el entendimiento de los hombres, para que éstos mirasen a Dios con temor, para que lo considerasen severo e implacable. Satanás indujo a los hombres a concebir a Dios como un ser cuyo principal atributo es una justicia inexorable, como un juez severo, un duro, estricto acreedor. Pintó al Creador como un ser que está velando con ojo celoso por discernir los errores y faltas de los hombres, para visitarlos con juicios. Por esto vino Jesús a vivir entre los hombres, para disipar esa densa sombra, revelando al mundo el amor infinito de Dios.” (El Camino a Cristo pág. 9).