La Biblia hebrea llama a este libro "Las Palabras". El nombre de Deuteronomio es griego y fue puesto por la LXX y significa deuteros, “segunda”, y nomos “ley”, es una segunda ley en comparación al libro del Éxodo, que a veces recibe el nombre de “La primera ley”.
La generación pasada de Israel había muerto en el desierto, por lo tanto era importante que la ley fuera repetida y expuesta a la nueva generación antes que entrara en la Tierra Prometida.
El escenario se desarrolla en las llanuras de Moab antes de cruzar el Jordán 2 meses antes de su conquista. Durante este tiempo se hicieron los preparativos para ocupar Canaán, y lo que es más importante se dan una serie de discursos y exhortaciones por Moisés como un recuento de las leyes proclamadas en el Sinaí, con un llamado a la obediencia, mezclado con un repaso de las experiencias de la generación pasada.
Diremos que este libro está formado principalmente por cuatro discursos con notas que los unen. El primer discurso anuncia la destitución de Moisés de su puesto directivo. Comienza con un resumen histórico que termina con una exhortación a guardar la ley.
El segundo discurso repasa el Decálogo como base del pacto entre Dios e Israel y amonesta a Israel a obedecer.
El tercer discurso concierne al ritual de la bendición y la maldición.
El cuarto discurso nuevamente presenta, con un breve resumen histórico, una exhortación a guardar la ley, y explica el pacto en el corazón.
En el discurso de Moisés la obediencia significa vida y la desobediencia muerte. Utiliza hechos históricos como base de su exhortación, y refuerza su mensaje apelando al amor y gratitud de Israel hacia Dios y su dignidad como pueblo escogido.
La influencia de este libro en la vida religiosa de los judíos y cristianos es muy grande. Es curioso notar que Jesús hizo frente a las tentaciones de Satanás con tres citas de Deuteronomio (ver MT. 22:35-38 y Deut. 8:3; 6:16; 6:13). Al contestar la pregunta sobre el primer y gran mandamiento Cristo contesta con Deuteronomio (ver Mat. 22:35-38 y Deut. 6:5; 10:12; 30:6). Pablo empleó la fraseología de Deuteronomio (cáp. 30:11-14) para ilustrar la idea de la justicia por la fe (Rom. 10:6-8)
